
Felipe salió del trabajo optimista, ese día había hecho dos ventas relativamente importantes, y estaba haciendo buena letra en la empresa para obtener el aumento que necesitaba de sobremanera. Dos veces tuvo que volver a subir a la oficina, una para buscar su maletín, y la otra para despedirse de su secretaria, que hace tiempo lo odiaba secretamente. Pero Felipe fue siempre uno de esos hombres que van por la vida, casi flotando, sin molestar a nadie, sin tomar parte en nada, como un ser ajeno a este mundo. Aunque esto pronto cambiaría.
Durante la caminata a su casa le sucedieron una serie de eventos bastante extraños. Pero más allá de los perros siameses y los dos soles que lo iluminaban, fue una casona grande que le llamó la atención. Una casa que había estado siempre allí, lo sabía, pero nunca había reparado en ella. Hoy pasó dos veces por enfrente de sus rejas de hierro de color cobrizo. Esto le despertó una curiosidad extrema, y decidió entrar a satisfacer ese deseo tan extraño que bullía en él.
La puerta descascarada, los picaportes sucios, humedad. Abrió la puerta. Verde, todo verde. Una sala rectangular. En el centro, jardines. Todos los colores y formas. Troncos. Lianas. Azules. Amarillas. Una luz que caía del ventanal. Al cosatado del pasillo escaleras. Bajó con excitación. Abajo otro patio. Más jardines. En la esquina otra escalera. Jardines violáceos.
Finalmente llegó a la conclusión de que no sabría cómo volver a salir.
Durante la caminata a su casa le sucedieron una serie de eventos bastante extraños. Pero más allá de los perros siameses y los dos soles que lo iluminaban, fue una casona grande que le llamó la atención. Una casa que había estado siempre allí, lo sabía, pero nunca había reparado en ella. Hoy pasó dos veces por enfrente de sus rejas de hierro de color cobrizo. Esto le despertó una curiosidad extrema, y decidió entrar a satisfacer ese deseo tan extraño que bullía en él.
La puerta descascarada, los picaportes sucios, humedad. Abrió la puerta. Verde, todo verde. Una sala rectangular. En el centro, jardines. Todos los colores y formas. Troncos. Lianas. Azules. Amarillas. Una luz que caía del ventanal. Al cosatado del pasillo escaleras. Bajó con excitación. Abajo otro patio. Más jardines. En la esquina otra escalera. Jardines violáceos.
Finalmente llegó a la conclusión de que no sabría cómo volver a salir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario