En el bar de aquella esquina, con un submarino cada uno entre sus manos y un plato con dos medialunas, los dos gitanos del tiempo se sentaron a contemplar. Se miraban y sabían que se conocían, tal vez de algún viaje estrellado o de alguna época ya muerta. Ambos habían visto mucho y vivido aún más que cualquier ser del planeta. Conocían la historia del mundo, la habían protagonizado innumerables veces, sin embargo nunca antes se detuvieron a pensar si había alguien mas con sus poderes, con sus habilidades. Su encuentro no fue casual, ya había sucedido muchos siglos atrás, no obstante, ésta era la primera vez que compartían un submarino y un par de medialunas con otro viajero del espacio. Era también la primera vez que reconocían que no eran los únicos con esta peculiar habilidad. Si había dos de ellos debía haber más y sino, ya no importaba. Eran dos, ese número perfecto para empezar una nueva aventura.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario